El Boeing 777-222ER se está yendo y en este momento a penas puedo ver la aleta posterior detrás de la de algún otro avión y en unos momentos desaparecerá de mi vista. Cinco minutos antes lo vi ser remolcado y dudé si era un 767-300 o un 777, y aunque estaba casi convencido de que sería un 777 tomé mi celular y escribí en Google la matrícula del avión N228UA. El resultado fue contundente: en segundos obtuve hasta una fotografía del avión que poco a poco se alejaba de mi vista en medio de aviones de distintos tamaños, todos de United Airlines salvo el 747 de Lufthansa. Mi 777 pintado de gris al igual que otros, sin embargo otros más pintados de blanco con azul como la nueva imagen de United.
Tener un dispositivo de mano en el cual consultar la más nimia de las babosadas, como la matrícula de un avión; traducir en segundos una palabra a varios idiomas; descubrir quién descubrió, reinventar quién inventó, investigar cómo se investigó, me hace sentir con el poder en las manos. Pero ahora todos tenemos ese poder, algunos más viciosos lo ejercemos a cada instante, otros se abstienen, pero a fin de cuentas, nada que ver como esa vez que en la secundaria me encargaron investigar quiénes habían sido los últimos tres rectores de la UNAM … no encontré el dato y tampoco hice llamadas a personas mayores que me lo pudieran responder. Ahora quizá podría descubrir, en lo que escribo este comentario, quienes han sido todos los rectores de la UNAM y de buena parte de las universidades prestigiadas del país.
En unos años, quien esté formado delante de mí en la fila para documentar un vuelo dirá su nombre y en segundos podré saber quién es, qué estudió. Hoy ya muchos estamos “one click away”, pero faltan muchos más. Creo que llegará el momento en que todos estemos a esa distancia a no ser que alguien invente cómo bloquear su propio nombre y entones quitarnos el poder de las manos.
viernes, 19 de septiembre de 2008
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