Cuando se acabó la 416 no supe de momento si tomar la 401 Este u Oeste, así que de pronto me vi en la entrada al puente hacia Estados Unidos y crucé. Desde allí tuve una vista hermosísima de la puesta del sol en el Río St. Laurent, pero no pude parar a tomar fotos. De pronto me vi en la frontera, saqué mi visa, pasé a inspección, pagué mis 6 dólares por la forma I-94 y ya estaba en Estados Unidos. Vieran que amables son los oficiales migratorios por allá. Comí en un restorán chino (me dieron ganas de tirarme a la mesera, pa' que les cuento pero quiero una novia china) y seguí mi camino ya de noche hacia Bufalo. Hacia la medianoche se me estaba acabando la gasolina y paré, como mi tarjeta no funcionaba en las gasolineras entré a la caja y la que atendía me preguntó cuánta gasolina quería, hice cuentas rápidas y dije "45 liters", cuando la vi hacer gestos de "esto no me puede pasar a mí" hice de nuevo cuentas y le dije "12 gallons", entre risa y molestia sacó su calculadora y me preguntó "regular?", afirmé y me cobró. Salí de la autopista como 30 millas antes de Búfalo, justo donde había media docena de hoteles. Por alguna razón escogí el peor. Al día siguiente desayuné allí mismo y andé hacia Niágara, ni siquiera entré a Búfalo. Primero llegué del lado americano, luego crucé al canadiense, y después seguí hacia Toronto en una carretera que resultó ser como el doble de larga de lo que esperaba. En el centro no hallé hotel así que andé de nuevo hacia la periferia. Descansé lo suficiente para andar un día completo conociendo Toronto, sin museos (me hubiera gustado entrar al ROM). Un día después volví hacia Montreal.
*Andé: SIC, en ocasiones así deseo escribirlo, anduve sólo me gusta en ciertos contextos, no en este.
lunes, 29 de septiembre de 2008
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