(A ti, que juegas comigo este juego)
Esto sólo es un juego,
ni yo te quiero,
ni tú me quieres.
Esto sólo es un juego.
Me gustas,
tal vez te gusto.
Te digo que me gustas,
mi plática te agrada.
Un juego donde no nos tocamos.
Jugamos a conquistarnos,
sin conquistarnos.
Jugamos a no conquistarnos.
Y allí vamos poco a poco,
no conquistándonos,
no queriéndonos.
Estamos en esas arenas,
donde los teamos,
serán borrados por las olas.
Si no estuviéramos aquí,
no nos conoceríamos,
pero quisiéramos no estar aquí.
Quisiéramos estar allá,
detrás de una vela,
detrás de un vino.
Jugamos a que tu amor ya no duele,
pero te duele,
y a que el mío estorba para atraer el tuyo.
Jugamos a que mi amor ya se fue,
y a que no se ha ido,
y a que el tuyo estorba para atraer el mío.
Tu cabello no es un juego,
pero la luz del sol juega en él,
y a mí me divierte verlo.
Tu sonrisa juega con la vida,
es tímida, es efímera,
es vana ... como un juego
Esto sólo es un juego,
una disciplina lúdica,
de todos los días.
Tu belleza no es un juego,
mi pasión tampoco.
Me da miedo despertar queriéndote.
Me da miedo la ilusión,
me da miedo cantarte a diario,
lo que me inspiras.
Me da miedo que este juego,
un día sin motivo,
me lleve al otro juego,
al juego del deseo,
al juego del fuego,
al fuego del amor.
Y estar donde no debo estar,
en nuestro mundo (hoy) incompatible,
y sucios los dos de nuestro pasado reciente.
Y aún así no puedo más que jugar,
y decirte que me inspiras,
y que esto sólo es un juego,
que no es seducción,
que no deseo nada más,
que jugar a que juego,
el juego del amor.
sábado, 22 de marzo de 2008
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