sábado, 30 de agosto de 2008

Cuando mi esposa

Cuando mi esposa no era mi esposa y conoció esta casa miró una fuente que tengo en el centro de la sala y antes de elogiarla volteó hacia el hueco que quedó por donde pasé el cable para conectarla, y dijo ¡Qué horrible te lo dejaron! Su obsesión por el defecto me sigue alterando y podría contar miles de anécdotas. Sólo relataré una, sin embargo. Cuando llevaba aquí cinco años empecé a valorar la posibilidad de vender esta casa, se lo comenté, su respuesta inmediata fue ¡Qué bueno porque yo nunca viviría en ella! Un año más tarde se vino a vivir conmigo y dos años después nos casamos. Nadie habría logrado convencerme, como ella, de no dejar esta casa.

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