Me has dicho que no te puedes dormir si no te digo buenas noches. Y yo te digo ahora buenas noches. Sin monotonía. Es nuevo para mí este canto. Siempre hablando solo, siempre durmiendo en silencio, sin una voz que me desee un buen descanso. En cambio ahora ha llegado el momento de decirle buenas noches a alguien.
Puedo sentir miedo a cansarme de decirte buenas noches, pero es cierto, cuando me canse de decírtelo por teléfono te invitaré a vivir conmigo. Pero un día viviendo juntos me cansaré de nuevo, entonces te invitaré a renovar nuestro deseo de decirnos buenas noches casándonos. Ya casados volverá la monotonía de esas buenas noches, hasta que un niño orqueste nuestro son, y cuando se acumule el aburrimiento, otro chamaco nos dará nuevas vueltas con estas dos palabras.
Cada etapa, se supone, tendremos que renovar la voz nocturna de buenas noches. Hasta que uno de los dos deje de decirlo en voz alta, pero el otro rezará todas las noches y terminará deseando que buenas sean.
Y mientras tanto hoy no iré solo a la cama. Ya te he dicho buenas noches.
martes, 15 de julio de 2008
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1 comentario:
Es un buen plan...
Y los buenos días?
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