jueves, 31 de julio de 2008

Te me vas de las manos

Tu déjà vu es el mío.

Te deseo no por esos espacios de tu cuerpo que me dan cabida.
Te deseo por siempre,
en esa bomba de sangre que tanto me seduce.

Sin embargo me he vuelto experto.
Mis palabras,
dichas y escritas,
muerden tu cuello.
Te desnudan.
Te excitan.

No puedo entrar más allá.
Creerás que se las digo a todas.
Pero no es así ...
se las digo a cada una en su momento.

Anhelo tu vejez cual libidinoso persiguiendo cuerpos.
No persigo el tuyo,
y sin embargo lo tengo.

Prefieres desearme que amarme
porque imaginas el aire frío con el que siempre te han dicho:
Gracias adios hasta luego.

Te me esfumas.
Te aproximas.
Te alejas.

Deseo y olvido en cosa de horas.

Mi déjà vu es el tuyo.
Cada vez que anhelo amar con todas mis fuerzas,
las almas se me van de las manos.

Y entonces todo esto un día terminará.
Nuestros cuerpos abrazados.
El aire frío anticipándote mi voz
... y mis manos vacías,
sin tu alma
y sin la mía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El momento del dejavù es uno de esos momentos que definen el resto de tu vida.